La detección del engaño con cierta fiabilidad es históricamente uno de los retos más importantes del proceso penal en su tarea de búsqueda de la verdad. Desde antiguo se han empleado métodos pseudocientíficos o científicos, generalmente con poco éxito y con escasísima fiabilidad. En los últimos años los avances realizados en los estudios sobre el funcionamiento del cerebro, sobre todo gracias al empleo del electroencefalograma y del escáner cerebral, se intentan aplicar a la tarea de detectar la mentira (fMRI) o de buscar en el cerebro la presencia de informaciones relevantes para la causa criminal (P300). Y, ...